lunes, octubre 08, 2012

Tristón e Isolda


El oso doloroso siempre estaba triste. El resto del mundo reía, danzaba y soñaba pero nuestro oso no encontraba gozo en nada

Un día, un meteorito colisionó con la tierra y aniquiló a todo ser viviente. Y, en el último instante de vida, el oso continuó estando triste.

"No le invitaré a mi fiesta de cumpleaños", fue lo último que dijo la comadreja Brown



3 comentarios:

Mothman dijo...

La cotidianidad de lo superfluo... que lujo, que despilfarro.
Abrzs

David Mariné dijo...

por momentos eres dios.

vomiton dijo...

os quiero como una pera a un pomelo!