lunes, marzo 10, 2014

Lunes de pomada


Dormían tan y tan abrazados que un día él se levantó con el brazo izquierdo y la pierna derecha de ella. Al día siguiente, él se levantó con los contundentes pechos de ella y con su eterna espalda. Otro dia se levantó con su preciosa cabeza. Asi hasta que todo el cuerpo de ella fue suyo. Lo que siempre conservó, por eso, fue su corazón. Nunca tuvo el de ella. Ni el de la luna.


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