martes, marzo 11, 2014

¡Qué no arruinen tu momento de gloria!


En una fiesta cualquiera, "Brillante" Díaz" tropezó torpemente con una oxidada silla. Haciendo malabarimos para no perder el equilibrio, chocó con una pequeña estatua. "Brillante" Díaz se lanzó a cogerla para que no se hiciera (o hiciese) añicos y lo consiguió. Fue a sentarse en una compañera de la oxidada silla pero calculó mal y se sentó en el aire, dando una voltereta hacia atrás con tan mala suerte que dió con una parte de una improvisada terraza que no tenía barandilla. Mientras caía, dio un giro en el aire y cayó de pie en el verde jardín. Todo el mundo le aplaudió.¡ Bravo "Brillante" Díaz !

Pasados unos instantes de efímera admiración, se dirigieron todos al salón de los rituales satánicos a jugar al mus. De repente, empezó a oler a mierda pura y dura. Algunos empezaron a reir por la apestosa situación pero nadie asumía su culpa. "Brillante" Díaz dijo que no había sido él. Todos marcharon del acogedor salón y, al hacerlo, "Brillante" Díaz se percató de que él era el que olia a mierda pura y dura: al caer de la improvisada terraza al verde jardín había pisado un generoso excremento de la mascota de la mansión.



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