martes, agosto 04, 2015

Lo más sencillo es no tener cejas


Debido a la presión social, Belinda Merlos se apuntó a un gimnasio para perder kilos. No estaba ni gorda ni delgada pero aún así gran parte de la sociedad le reclamaba una estética que sólo interesaba a las marcas comerciales y a la gente que tenía unos valores un tanto atrofiados.
Se apuntó a clase de yoga marciano y allí se presentó un martes por la mañana. El profesor era un holandés venido a menos al que le encantaba aparentar. Empezó la clase, hizo una serie de movimientos místico-marcianos y se metió el pulgar en el ano. La sociedad miraba y Belinda le imitó. Y aquello fue su perdición. ¡Qué placer! ¡Qué emoción! ¡ Qué pasote!. Belinda no había sentido semejante placer en su vida. Acabó la clase y llamó a su novio Peter Gonzalez para tener sexo anal. Pero, nada. Estuvo con él un par de meses más hasta que rompieron. Buscó otros chicos pero no funcionaba. Probó con consoladores, hortalizas, frutas...Pero nada. No disfrutaba igual. Volvió al gimnasio para hacer clases de yoga marciano y allí sí que gozaba sin remordimientos. Se hizo maestra de yoga marciano y consagró su vida a dar clases y seminarios por todo el mundo.Además de meterse el pulgar por el ano.

En su último cumpleaños, sus amigos y allegados le hicieron una fiesta sorpresa. Compraron una tarta , aunque a Belinda no le gustaban, y celebraron con alegría y semi-bailes el aniversario. Belinda accedió a comer tarta y se manchó un poco el pulgar. Iba a limpiarse con una servilleta violeta pero decidió chuparse el pulgar. ¡Qué placer! ¡Qué emoción! ¡Qué pasote! Belinda sonrió y empezó a reírse sin parar.




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