viernes, marzo 23, 2018

Lo natural del deseo


Resulta, pues, que tenía siempre la mala suerte de que al entrar en el lavabo, previamente, alguién había estado minutos antes. No me solía incomodar, pero hubo un día en que alguién había depositado sus excrementos y éstos olían a rayos. Una olor penetrante y persistente que casi me hizo vomitar. Miccioné sin respirar y a otra cosa.

Al día siguiente me sucedió lo mismo. Entré en el lavabo de personal y olía a mierda descarnada, a mierda oficiosa y aterradora. Pero me armé de paciencia, y conseguí mear. Es más, el aroma fétido era bastante similar al del día anterior. La misma situación se repetía día tras día, siempre olía a mierda, no necesariamente de la misma persona. Así, poco a poco, me fui acostumbrando a ese aroma más y más. Hasta que llegué a excitarme. ¡Ja! Por eso he colgado este anuncio en internet buscando a alguién que me cague en la boca ¡Me pone a mil! ¿Te animas?

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